Con sólo tres años parece que Dieguito puede imaginar y hablar de cualquier cosa: de cuentos de lobos, de cerdos que huyen, de caperucitas que amenazan, de leñadores prudentes...
Yo me asombro cada vez que escucho sus historias porque son imágenes hilvanadas desde sus ingenuos conocimientos. Por eso, cada tarde, cuando me reúno con él a inventar fantasías no puedo dejar de pensar que ese pequeño sueña con lo que dice.
Como él, todos alguna vez soñamos o fuimos presos de alguna ilusión que nos desveló o nos desvela en la cama, (incluso fuera de ella). A mi me sucede día a día, en tan variados espacios como una guagua, la parada, frente a la pc, leyendo un libro, discutiendo de trabajo y hasta haciendo el amor.... Y si no lo cree, revise su itinerario y vea cuantas veces al día sueña estando despierto.
Luego me cuenta y ya ajustaré este comentario.
Porque de eso se trata ese blog, de los sueños que tenemos, de los que otros comparten y de las ilusiones que ansiamos.