Desde entonces debo decir que mi vida no es la misma.
Porque ninguno de los lugares que he conocido hasta hoy tiene la magia de esa ciudad encantandoramente bella y cruel.
Pero como dice un amigo mío: Luego de pasado un tiempo los seres humanos tendemos a recordar sólo aquellos buenos momentos.
Será por eso que hoy me sale este video. Y no otro, con la mujer cuarentona, en medio de la noche fría de ese noviembre, con un niño en brazos. Tiritando ambos mientras yo y otros tantos turistas le pasábamos por el lado, le dejábamos una mirada de consuelo, y seguíamos en nuestras selfies y otras trivialidades.
Será por eso que hoy me sale este video, típico anuncio publicista.
Quizás porque así usted se enamorará, como yo, de Paris y querrá ir. Y luego querrá conocer todos y cada uno de esos recovecos sutiles de la bella Ciudad Luz.
Y si tiene suerte verá también ese Paris mestizo. Ése que le quieren ocultar al turista, a fuerza de leyes citadinas y persecusiones.