¿Y por qué ahora todo gira entorno a las dichosas conversaciones
entre Cuba y los Estados Unidos?
Es como si el diálogo y el futuro estuvieran condicionados a los
famosos vecinos del norte y lo demás fuera intranscedente.
Lógico que las actuales intenciones de relaciones oficiales entre La habana y Washington ocupan titulares bien merecidos y desde ya
clasifican como histórico suceso pero, ¿no se nos quedan asuntos
más importantes por poner sobre la mesa?
Si de previsiones futuras sobre el destino de los cubanos se trata
el asunto toma dimensiones más complejas y menos transitorias.
En primer lugar hay que despojarse de conceptos obsoletos, de
intereses personales, materiales, de resentimientos añejos. Dejar de
lado las campañas que establecen bandos pujantes por el poder y
situar en la prioridad anhelos y aspiraciones comunes construidas
sobre la base de la conciencia colectiva que hoy no es más la misma
de hace 57 años: éstas son prioridades.
Si tanto nos preocupara a todos el futuro de la nación
cubana guardaríamos el imperante deseo de posesión y nos centraríamos
en la construcción del bienestar duradero, real y común que no tiene filiación política.
Y hoy, sin despojar a los diálogos EE.UU – Cuba de la
trascendencia que poseen imagino, sueño con poner al fin sobre la
mesa temas más acusiosos y menos ajenos. Temas propios de la Cuba de
ayer, de hoy y mañana que sigue siendo la misma.
Como dijo una vez alguien muy sabio y profundamente modesto que
siempre recuerdo: „nadie sabe más de la olla que la cuchara que
menea su sopa. „
Y como tengo sueños así de raros... siempre los comparto con
ustedes, por si se cumplen.
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