sábado, 24 de enero de 2015

Sueño de una noche de invierno

¿Y por qué ahora todo gira entorno a las dichosas conversaciones entre Cuba y los Estados Unidos?
Es como si el diálogo y el futuro estuvieran condicionados a los famosos vecinos del norte y lo demás fuera intranscedente.
Lógico que las actuales intenciones de relaciones oficiales entre La habana y Washington ocupan titulares bien merecidos y desde ya clasifican como histórico suceso pero, ¿no se nos quedan asuntos más importantes por poner sobre la mesa?
Si de previsiones futuras sobre el destino de los cubanos se trata el asunto toma dimensiones más complejas y menos transitorias.
En primer lugar hay que despojarse de conceptos obsoletos, de intereses personales, materiales, de resentimientos añejos. Dejar de lado las campañas que establecen bandos pujantes por el poder y situar en la prioridad anhelos y aspiraciones comunes construidas sobre la base de la conciencia colectiva que hoy no es más la misma de hace 57 años: éstas son prioridades.
Si tanto nos preocupara a todos el futuro de la nación cubana guardaríamos el imperante deseo de posesión y nos centraríamos en la construcción del bienestar duradero, real y común que no tiene filiación política.
Y hoy, sin despojar a los diálogos EE.UU – Cuba de la trascendencia que poseen imagino, sueño con poner al fin sobre la mesa temas más acusiosos y menos ajenos. Temas propios de la Cuba de ayer, de hoy y mañana que sigue siendo la misma.
Como dijo una vez alguien muy sabio y profundamente modesto que siempre recuerdo: „nadie sabe más de la olla que la cuchara que menea su sopa. „


Y como tengo sueños así de raros... siempre los comparto con ustedes, por si se cumplen.

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